Sabor, aroma y presencia, las características del jamón ibérico. Son el resultado de una elaboración compleja y minuciosa, basada en métodos consagrados por la tradición y la práctica, controlada por el Maestro Jamonero. Pasados al menos 24 meses de espera y dedicación llega la explosión de los sentidos: La vista se deleita con los tonos rojizos de magro infiltrado por vetas blancas. El aroma intenso es la antesala al sabor exquisito y lleno de matices.
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